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domingo, 8 de julio de 2007

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Enigma

martes, 3 de julio de 2007

La ignorancia de los jóvenes!!!

“Juventud y la Ignorancia”

La ignorancia genera confianza más
frecuentemente que el conocimiento.
Son los que saben poco, y no los que
saben más, quienes afirman tan posi-
tivamente que este o aquel problema
nunca será resuelto por la ciencia.

Charles Darwin.


¿Cuándo vamos a reflexionar sobre el por qué de cada uno de nuestros actos? Tal vez es una pregunta que nace desde hace siglos, en la época del humanismo.
Lamentablemente día a día nos encontramos con gente que hace cosas sin pensar, ya sea por falta de conocimiento o por ignorancia. Cuántas veces se oye a los jóvenes decir: “No estudié porque no tenía ganas” o “No me importa lo que me va a pasar, lo que importa es lo que quiero ahora…”. El problema de los autores de esas constantes frases es la ignorancia. ¿De dónde surge ese sentimiento vacío que perturba sus mentes sin que ellos se den cuenta que ignoran? Muchas veces los jóvenes son educados incorrectamente y esa mala educación no sólo proviene de los padres, sino también de los medios de comunicación como Internet y la Televisión. En consecuencia, estos factores influyen pasiva y negativamente sobre la juventud. De esa manera los más perjudicados son los que todavía no terminaron de formarse como personas para pasar a la siguiente etapa, que es el “ser adulto”. Si bien la familia se encarga de formarlos como personas intelectuales educándolos de la mejor manera posible, la televisión también lo hace. La sociedad que los rodea constantemente también muestra y les enseña malas conductas o tal vez conductas que son innecesarias o que todavía no tienen que saberse a su edad. Sin embargo, hay jóvenes que no permiten que los medios o la sociedad los manipulen y descartan todo lo que tenga influencia negativa.

“Saber” - es importante
La ignorancia consiste en no saber lo que debiera saberse; saber mal lo que se sabe; y saber lo que no debiera saberse. Considerando en particular este concepto, se puede bifurcarlo en dos aspectos:
1. Una persona que sabe que ignora y aplica esa ignorancia cuando le parezca necesario. Por ejemplo: un hombre mayor con amplio conocimiento de las cosas de la vida sabe dónde y cuándo utilizar la ignorancia, ya sea con el fin de esquivar un mal entendido o situaciones que no valen la pena discutir. Esto no quiere decir que solamente se da en los adultos. También pasa en la juventud. Pero la pregunta es: ¿En qué tipo de juventud? En una que no toma conciencia de lo que hace, no se responsabiliza de sus actos, trata de evitar problemas a través de las mentiras o simulaciones; o en la juventud correctamente educada, responsable, que respeta a los mayores ya que ellos pueden saber más que los jóvenes; que busca solución a sus problemas tratando de no perjudicar a los demás… Notoriamente vemos que es el segundo tipo de juventud al que pertenece esa ignorancia que se usa con discernimiento y un fin determinado.
2. Son jóvenes que no tienen visiones ni se cuestionan el por qué de sus actos. Aquellos que no se dan cuenta que ignoran y qué ignoran, porque les falta conocimiento. Por lo tanto hay que ser muy inteligente para darse cuenta de la propia ignorancia. Entonces a partir de ese descubrimiento dejan de ser ignorantes. El joven que no quiere aprender o ser educado desaprovechando su moratoria vital está condenado a ser ignorante. Y como consecuencia su nivel de educación es más bajo que el de uno que aprovecha su período de vida más energético y los atributos junto con las distintas oportunidades que le brinda la moratoria social.

Un remedio perfecto

Hoy en día, se puede notar que muchos de los problemas que suceden en la vida cotidiana de los jóvenes son producidos por negligencia y falta de educación. Eso pasa porque los padres dejan de usar las reglas, el valor de la palabra deja de tener sentido y no influye en la mentalidad de los jóvenes. No les ponen condiciones como se hacía antes. Por eso acentúo que el futuro de nuestra juventud, de la generación del siglo XXI, depende de las reglas y no de su ausencia o eliminación. Por lo tanto, en la escuela o en el trabajo como en la familia, la falta de las reglas o ignorancia de las mismas origina un descontrol, un caos y la disgregación cultural.
¿Para qué sirven las reglas/normas? Tienen un sentido como en un juego de básquet: si no existiesen las reglas del juego, todos los jugadores harían lo que quisiesen. En el caso de la juventud es lo mismo: la eliminación de las reglas puede ser muy peligroso, precisamente porque las pocas reglas que había se dejaron de cumplir o se cumplen cada vez menos y hoy la juventud suele aplaudir a las más tontas transgresiones. No sienten vergüenza de sus actos más vulnerables y vulgares ante sus padres y las personas mayores. Sobre todo en estos tiempos en que la sabiduría imperial se ha vuelto tal sutil y astuta. Es así como se facilitan las impunidades y los jóvenes ya no temen hacer algo incorrecto porque piensan que no van a ser castigados y ellos son los que deciden qué hacer y qué no. ¿Tienen el poder? No, hasta que existan los reglamentos para frenarlos en situaciones erróneas y hasta que exista la educación que les demuestre y les haga entender que están equivocados. Por eso mismo, las reglas ayudan a crear responsabilidad y el discernimiento intelectual de cada uno de los jóvenes. Empiezan a reflexionar, a analizar, a discernir y en consecuencia la ignorancia se destruye y la persona empieza a pensar antes de actuar; por lo tanto ignora cuando le parezca más conveniente.

Conclusión final

Es necesario destacar que la ignorancia se genera con la falta de conocimiento y para combatirla y empezar a analizar, la juventud tiene que pensar en lo que hace, preguntarse… ¿Soy como yo creo ser o como los demás creen que soy? ¿Por qué mis actos son tan criticados y molestan a mis prójimos? Tan sólo por la educación el hombre puede llegar a ser hombre; ya que el hombre no es más que lo que la educación hace de él. Y no es solamente la responsabilidad de los jóvenes ocuparse de resolver sus problemas, sino la contención espiritual, el respeto, los consejos, entre otras cosas que tiene que promoverse de los padres…a pesar de las instituciones educativas, el trabajo, también enseña al joven a convivir con los enemigos, adoptarse a las inquietudes, valorar el esfuerzo de su prójimo y como dijo Leonardo Da Vinci: “Hay una cosa que rechazamos cuando más la necesitamos: el consejo. De mala gana lo escucha quien más lo necesitaría: el ignorante”. De esta maravillosa frase sería demás destacar que la juventud ignorante tiene que aprender a escuchar los consejos que se les dan. Empezar a cuestionarse y a vivir la vida como corresponde. Abrir los ojos ante el mundo actual y obviamente empezar a estudiar siguiendo las reglas, que están hechas para respetarlas y cumplir. La juventud tiene que saber usar la ignorancia implementándola en situaciones necesarias sin perjudicar a los demás. Ya que “existe un principio que se resiste a toda información, que se resiste a toda investigación, que nunca deja de mantener al joven en una ignorancia perenne…”.
...Mi ensayo...
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