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martes, 19 de junio de 2007

El secuestro fallido

El siguiente resumen fue escrito con la máxima inspiración de mi ser. Agradezco a mi profesora de literatura, Magdalena Pascual por darnos la mejor educación que merecemos tener. Espero que lo disfruten y no me juzguen mucho porque es uno de mis primeros cuentos. Aclaro que este cuento fue resumido!(Colegio Comercial Nº34) Es una lástima que sea tan largo y lo haya resumido...
El secuestro fallido

El hecho ocurrió en una ciudad llamada Memo. En un bar común y corriente se encontraron dos amigos quienes eran adictos a las drogas. Constantemente se reunían para tramar cualquier tipo de delitos con tal de conseguir dinero y comprarse narcóticos. En una de esas veces, una noche de invierno, se reunieron en el “Bar Size” para cometer un crimen que ya estaba planeado.
- Kevin, ¿cuándo vendrá el señor Félix?
- Ya te dije: él manda. Las cosas no son como las pensás.
- Y qué esperas que piense si no me aclaras de dónde lo conocés y quién es ese tipo – suspiró Mike de nuevo y golpeó la mesa con el pie.
- No te tendría que dar explicaciones pero ya que estamos juntos en esto… Félix era un conocido de mi padre. Trabajaban juntos hasta que a mi padre le paso ese accidente… ya sabes. Y no hagas más preguntas estúpidas, ¿querés? El tipo dijo que iba a venir a las 23.00 para explicar todo – dijo Kevin mirando fijamente por la ventana.
La mesa que habían reservado estaba muy cerca de la ventana, por lo tanto se podía observar muy claramente a la gente que pasaba. Mientras tanto, los jóvenes pidieron tres wiskies. Pero antes de tomar el vaso, sintieron la llegada de una sombra extraña. Félix se sentó y lo primero que hizo fue acabar todo el wisky y pedirse otro. Estaba nervioso:
- Es un genio en computación pero un niño.
- ¿Cómo está, Félix? Mucho gusto – dijo Mike estirándole la mano y esperando la respuesta del señor.
- ¿Quién es él, Kevin? No me habías dicho nada de que habría alguien más. ¿Va venir otro más de tus amiguitos viciosos?
- No, Félix. Solamente él. Su nombre es Mike y está conmigo. Él también quiere parte del dinero.
- Bueno. Es un caso serio. No es un simple robo como ustedes están acostumbrados a hacer. Si realmente quieren dinero, van a tener que secuestrarlo ustedes y de las negociaciones me encargo yo…
Jonathan, era un niño de 10 años de edad, quien tenía mucho conocimiento en computación y de vez en cuando ayudaba a las personas con sus problemas técnicos de PC. Cada tanto, se sentaba frente a la computadora y buscaba avisos que necesitaran de su ayuda. Con su edad del niño, era muy responsable en las cosas que hacía, sus deberes y aún más en su “pequeño” trabajo. Vivía en una gran mansión muy alejada de la ciudad y sus padres eran dueños de una gran empresa productora. Además de ser el hijo único en la familia, era el más querido y mimado por todos los que lo conocían.
Otra de las noches, los adolescentes se decidieron y luego de analizar el plan del secuestro, hicieron lo que les correspondía.
Al salir del colegio, Jonathan se dirigió a su auto particular que lo llevaría a su casa. El conductor ya estaba al lado de una gran limusina, esperando al niño genio. Cuando de pronto, se acercaron dos jóvenes de unos 20 años de edad pidiendo ayuda con sus computadoras comentándole que el problema era muy importante en el Sistema X y que sus casas estaban a la vuelta del colegio. Como Jony era demasiado responsable y siempre se tomaba las cosas con mucha seriedad, aceptó la petición de los jóvenes y prosiguió con ellos. El conductor se quedó esperando al chico hasta la noche, quien nunca apareció. Luego entró al colegio para preguntar si ya habían salido todos los alumnos, dio la vuelta rápidamente y se fue a la mansión para informar la terrible noticia...
"EL QUE QUIERE SABER COMO SIGUE, SOLO AVISENME". Gracias.

miércoles, 6 de junio de 2007

Una noche tuve un sueño


Una noche yo tuve un sueño, soñé que estaba caminando por la playa con Dios y en el cielo se reflejaban escenas de mi vida. Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: un par eran mias y el otro de Dios.
Cuando la última escena de mi vida pasó delante de nosotros, miré hacia atrás y noté que en el camino de la vida muchas veces habia un solo par de pisadas en la arena. Noté que esto también sucedió en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté a Dios:
- Vos me dijiste cuando yo decidí seguirte que estarías siempre conmigo, pero me di cuenta que en los peores momentos habia solo dos pisadas en la arena. ¿Por qué? ¿Por qué me dejaste en las horas que más te necesitaba?
Pero Dios respondió:
- Hijo, yo te amo y jamás te dejaría en los momentos de sufrimiento. Cuando viste en la arena un par de pisadas, era justamente cuando te cargaba en mis brazos.