En una nota periodística, Santiago Kovadloff decia: "La decadencia de los pueblos suele iniciarse con el envilecimiento de las palabras, con el abandono del interes por lo que implican como signos de aptitud para la convivencia..."
El hombre se constituye como tal a través del lenguaje, además de identificarse a través de la conducta o de la acción, ya que siempre hacemos lo que somos y, finalmente, somos lo que hacemos.
Sin lenguaje no hay siquiera pensamiento. Desde que nacemos, no tenemos pensamiento sino tan sólo imágenes. Resulta lamentable que una gran cantidad de programas televisivos y radiales se hayan constituido en sórdidos e irresponsables difusores de la chabacanería (vulgar) y del lenguaje soez.
La mayoría de los profesores y maestros de estudios secundarios y terciarios comprobaron que hay un alto porcentaje de alumnos con incapacidad para expresarse en forma cabal, por escrito y oralmente; no pueden expresar sus emociones o pensamientos de manera fluida, coherente y clara.
Hoy en día, la juventud no sólo no leen libros, sino que, gracias a la comodidad del control remoto, ni siquiera ven un film completo. Ven varios incompletos. El zapping produce la “desconcentración” y por un producto como el clip produce una temporalidad fragmentada y no contribuye a la conceptualización sino al caos.
Resultado: los chicos y los jóvenes hablan desde esa fragmentación y desde esa falta de capacidad para conceptualizar.
Indiferencia social:
Para ver hasta donde ha llegado la degradación del lenguaje, presentaremos un ejemplo: el muy autóctono calificativo de “boludo”, aunque tiene sinónimo más elegantes y apropiados para una conversación de salon, esta siendo acentuado como un adjetivo sumamente valido y casi insustituible para calificar a ciertas personas o conductas. Pues bien, ahora dicho adjetivo, se ha transformado en “nombre”. Y todo el tiempo oímos a jóvenes decir: “Boludo, vamos al cine” o “Boludo, llueve”, en vez de “Juan” o “Maria”. Aceptemos positivamente la destrucción y el empobrecimiento de nuestro propio idioma. No hay en América Latina ejemplo de televisión o radio con un lenguaje que alcance el grado de chabacanería, como tampoco en Europa.
Tal vez fuera deseable que el Congreso invitara a debatir estos temas a los responsables de nuestros canales de TV, de aire y de cable, y a los responsables de nuestras radios para que se hicieran cargo de esta gran preocupación. El daño lo sufre toda la sociedad argentina.
Poco pueden importarnos nuestros semejantes si hacemos un uso prostibulario del lenguaje.
--Albino Gomez--
Publicado por: -Yuli de/♥-
P.D.: Háganse cargo de su lenguaje, basta de chabacanería.
